Cuanto más inteligente sea un caballo, más despierto será y más ganas tendrá de jugar. Esto nos dice además que se trata de un buen caballo para trabajar y que seguramente aprenderá con facilidad; pero debemos ejercitar su inteligencia jugando con él.El juego reporta gran cantidad de ventajas, tanto para el domador como para el caballo:- Nos permitirá conocer mejor las características de nuestro animal, durante el juego podremos observar movimientos que el caballo no desarrolla durante el trabajo cotidiano.
- Supone una motivación para el caballo. Eso sí, deberemos dejar bien claro desde el principio qué es un juego y qué es el trabajo (para ello podemos, por ejemplo, dejar al caballo suelto durante el juego y amarrarlo cuando deba trabajar).
- El desarrollo de actividades de este tipo aumentan la capacidad de atención del animal ya que presta atención de una manera totalmente voluntaria.
- El juego puede utilizarse además para entrenar la confianza del caballo; para ello colocaremos diferentes elementos que él puede considerar peligrosos (como por ejemplo una pelota), de los que en principio rehuirá pero al poco tiempo podremos ver como se divierte con ellos. La libertad de poder huir ante una situación que le sugiere peligro y volver por su propia iniciativa es la mejor forma para hacerle perder el miedo. A esto se suma además que si durante todas estas situaciones el caballo se ve acompañado de su domador, podrá llegar a perder el miedo ante cualquier situación si nota su presencia.
Tenga en cuenta estas premisas a la hora de jugar con su caballo:- Debe ser usted el que lleve la iniciativa en todo momento, ya que de otra forma podríamos vernos en situaciones de peligro.
- No conviene jugar sin ir protegidos ya que, aunque sea sin intención, el caballo puede causarnos alguna lesión. Deberemos por tanto llevar fusta larga o tralla.
- Evite que el caballo se levante de manos, puede ser sumamente peligroso. En caso de que lo haga, usted deberá evitar echarse hacia atrás, ya que con ello lo único que conseguirá es que el caballo se de cuenta de que con este movimiento puede conseguir dominarle, con lo que lo podrá utilizar en otro momento.
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Si hay algo exigible para un domador, es que sea un buen jinete. Esto es algo que no sólo se aprende con la práctica, puesto que un buen jinete además de saber montar, es capaz de adaptar esta monta a cada caballo, puesto que es capaz de percibir el estado del animal. Básicamente podemos decir que la postura correcta se basa en los siguientes puntos:- Mantener el cuerpo recto y erguido; lo que nunca deberá confundirse con tenso o rígido.
- La cabeza deberá estar alta.
- Piernas estiradas, largas, poniendo especial cuidado en que se mantengan en constante contacto con el caballo, a poder ser en toda su longitud.
- Los talones deberán estar más bajos que la punta del pie.
- Brazos caídos en posición natural, desde los hombros.
- Codos doblados.
- Puños cerrados de manera relajada.
Una vez que somos capaces de tomar esta postura, el siguiente paso es el disponer del temperamento para mantener la concentración. Al realizar giros o círculos, el caballo puede desestabilizarnos, algo para lo que debemos estar perfectamente preparados.
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Si hay algo que resulta imprescindible en el adiestramiento de un caballo, sobre todo cuando éste es joven, es la necesidad de establecer una relación de confianza entre el jinete y el animal. Un trabajo para el que se requieren grandes dosis de paciencia. Algunos buenos consejos para conseguirlo son:- Dejar al caballo libre en una zona cercada. Este lugar deberá tener unas dimensiones aproximadas de 10 x 6 metros.
- Entraremos en él junto al animal.
- Le hablaremos con voz tranquilizadora, relajada pero segura; en tono bajo.
- No nos acercaremos a él, sino que esperaremos a que sea el caballo quien se nos aproxime. Una vez que lo haga le daremos libertad, dejando que nos estudie con calma, que nos huela, que nos analice... Cuando ya haya tomado algo más de confianza será cuando nosotros procederemos a comenzar a acariciarle, siempre de forma pausada; sin hacer ningún movimiento brusco, que podría asustarle.
- Una buena idea es darle golosinas o azúcar, con el fin de hacerle ver que somos sus amigos.
Con estos pasos, de forma calmada, conseguiremos ganarnos su confianza; pero eso sí no deberemos tener prisa en ningún momento, puesto que eso podría echar por tierra el trabajo andado. Debemos tener en cuenta que si el caballo confía en nosotros nos será mucho más fácil limpiarlo, colocarle el equipo.... Recordemos que un caballo, sobre todo si es joven, nunca debe ser obligado a hacer algo, sino convencido para hacerlo.
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Desde que el hombre ha intentado domar a los caballos, se ha valido de diferentes ayudas para hacerse entender por estos animales. A lo largo de todo este tiempo estas ayudas se han utilizado de manera similar por la gran mayoría de los domadores, resultando en todos los casos de enorme utilidad. Lo primero que debemos tener en cuenta es que el caballo no tiene por qué entender con perfecta claridad el significado de estas ayudas, por lo que es tarea del domador ir enseñándoselas para que responda a ellas. Este es el principal motivo por el que resulta tan importante que cada vez que las utilicemos lo hagamos de manera clara, realizando movimientos tales que resulten de muy fácil asimilación para el caballo y repetición para el jinete: tenga en cuenta que cuanto más fácil sea su aplicación, más sencilla será su comprensión.
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En este proceso de aprendizaje no debemos de olvidarnos de la necesidad de premiar el trabajo bien hecho para que éste sea correctamente asimilado. Y por supuesto resulta imprescindible tener en cuenta que cada caballo es un individuo único, por lo que cada uno responderá de manera diferente ante la misma ayuda. Sin lugar a dudas uno de los principales medios que tiene el jinete para dar estas ayudas, es a través de sus piernas Mientras permanece sentado, el jinete deberá mantener sus piernas quietas, en constante contacto con el cuerpo del caballo a lo largo de una superficie lo más larga posible. En esta postura podemos aumentar o disminuir la presión ejercida sobre los costados, transmitiendo al caballo la orden de dirigirse hacia delante, hacia atrás, a un lado... A continuación le explicamos cómo hacerlo: - Pierna activa: para crear un movimiento hacia delante, las dos piernas del jinete deberán ejercer una acción de toques firmes sobre los costados del caballo, a la altura de la cincha.
Tenga en cuenta que aumentando la presión producirá más energía, lo que puede traducirse en un incremento de la velocidad. Si una pierna se encuentra retrasada detrás de la cincha y se usa de modo activo, su efecto será el de conducir los posteriores del caballo en la dirección opuesta, alejándose de la pierna aplicada.
- Pierna pasiva: se utiliza para reforzar la pierna activa, especialmente a través de las espinas y sobre el círculo. Si el caballo tiene tendencia a retorcerse en estas situaciones, se le puede dar soporte con una pierna interior muy firme, que a la vez puede activarle hacia delante.
Además puede ayudarle en la dirección y como refuerzo, aplicando la pierna exterior por detrás de la cincha de un modo pasivo, para evitar que los posteriores se salgan hacia fuera.
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El sistema de premios y castigos es el más comúnmente utilizado, no sólo para el adiestramiento de caballos, sino también para el de otros muchos animales. Se basa en asociar a determinados comportamientos unas sensaciones agradables y a otros sensaciones desagradables, que a la larga motivarán al animal a hacer o a dejar de hacer unas y otras. Lo primero que debemos tener en cuenta es que un caballo puede aceptar un castigo si entiende su por qué; pero nunca lo aceptará sin que se le de una "explicación" (relacionarlo con un comportamiento indebido) y puede llegar a rebelarse.Además, para que un caballo relacione una acción como correcta o inadecuada el premio o el castigo deberán dársele de forma inmediata. - Premios:
- Golosinas: que no deberán ser dadas al caballo sin ton ni son, ya que acabaría por ser un vicio. Debemos reservarlas únicamente para agradecer una buena conducta y ofrecerlas sólo de forma esporádica.
- Descansos: son el premio óptimo después de haber realizado un ejercicio que haya resultado duro o peligroso para el caballo.
- Ofrecer seguridad y tranquilidad: para ello debemos mostrarnos firmes pero tranquilos, un domador que grita o que hace movimientos bruscos puede hacer desconfiar al caballo. De ahí a importancia de que utilicemos una voz tranquilizadora, teniendo en cuenta que este animal es enormemente sensible al ruido.
- Imitación de comportamientos equinos: realizar movimientos que desarrollan estos animales cuando están en manada puede resultar enormemente gratificante para el caballo. Algunos de éstos son:
- Pasar un brazo por encima del cuello: ya que imitamos el comportamiento de la yegua cuando protege a su cría y ofrecemos así una importante sensación de seguridad.
- Rascar detrás de la oreja: imitamos los cuidados mútuos que se ofrecen los caballos.
- Echar la respiración sobre el cuello o los ollares: otro cuidado mútuo entre estos animales.
- Rascar.
- Acariciar puntos sensibles: cada caballo posee unos puntos especiales en los que le gusta ser acariciado, deberemos buscarlos para utilizarlos como premio.
- Castigos:
- Gritos o voz fuerte: no debemos abusar de ellos ya que podríamos acostumbrar al caballo, de forma que sólo obedecerá ante ellos.
- Lenguaje corporal: ponerse erguido, hacer gestos con los brazos.
- Tirón sobre la nariz: debe ser breve pero firme.
- Toques con la fusta o tralla: estos elementos deben utilizarse como ayuda, no para castigar al caballo ya que si les coge miedo huirá de ellas y no podrán utilizarse para dirigirlo. Para castigar con ellos daremos únicamente un toque breve y firme, pero nunca una paliza.
- Imitar castigos que realizan los propios caballos:
- Simular una coz, con un puntapié.
- Imitar un mordisco, con un golpe con el codo.
Por último conviene que tenga en cuenta que no se puede domar a un caballo si no se hace de forma autoritaria, ya que está dentro de su naturaleza. Un castigo dado a tiempo evitará que pierda el control sobre el caballo; pero nunca este castigo deberá ser fuerte o causar daño al animal. Debemos evitar los castigos de carácter emocional cada castigo deberá ser diferente, ya que de otra forma el caballo lo esperará y podrá reaccionar antes de darnos tiempo de hacerlo efectivo.
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En ocasiones deseamos tomar una determinada dirección, que nuestro caballo rehuye por percibir un peligro. El animal se pone en alerta y su instinto le dice que trate de huir. Podemos apreciarlo, fijándonos en sus movimientos: en una situación así el caballo tenderá a levantar la cabeza y el cuello, ya que con ello amplía su espacio visual y descarga los anteriores para poder realizar un giro rápido. Si apreciamos que esto ocurre, deberemos actuar de la siguiente forma: - Dejaremos que el caballo gire la cabeza y el cuello, tratando de que entonces centre su atención en el domador.
- Le dejaremos siempre la posibilidad de elección y una salida fácil: el caballo no puede verse "encerrado" ya que su sensación de peligro puede aumentarse. Eso sí, trataremos de que esa salida sea guiada.
- No aprisionar al caballo con nuestro propio cuerpo, ya que puede entender que el lugar en el que nos encontramos es su única vía de salida. La distancia más adecuada está en torno a los dos metros, desde donde el caballo no se sentirá amenazado.
- Trataremos de que el animal se deje llevar por la confianza que ha depositado en nosotros, para dejarse llevar por el camino que le habíamos marcado (de ahí la importancia de que la doma sea firme y no demasiado blanda, lo cual no implica de ninguna manera que se utilice la fuerza contra el caballo).
Para evitar que nuestro caballo tenga constantemente esa sensación de peligro, convieneacostumbrarlo a diferentes ruidos. Para ello le aconsejamos que utilice un método clásico que consiste en llenar una bolsa con diferentes elementos que hagan ruido, al moverla cerca del caballo, notaremos como se pone nervioso y en alerta: deberemos enseñarle la bolsa y poco a poco tratar de pocarle con ella; de esta forma entenderá que no es peligrosa y se acostumbrará al ruido.
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