jueves, 1 de diciembre de 2011

La Doma.

Doma




 
Si pretendemos domar a nuestro caballo, primero deberemos entender su comportamiento ¿por qué se muestra testarudo?, ¿qué le motiva?, ¿cuáles son sus necesidades?...
Sólo un caballo satisfecho, que se encuentre a gusto con su dueño, responderá correctamente a las órdenes que éste le de.
  • Comportamiento social del caballo:
    El caballo es un animal con tendencia a vivir en manada, en un grupo social. Como cualquier grupo, una manada de caballos se estructura a través de unas reglas y una de las más importantes es la jerarquía: cada caballo tiene una posición dentro del grupo, que será importante conocer para poder definir las características de la doma que necesitaremos realizar:
  • Las yeguas heredan su rango, no tienen que pelear por él, por ello se pueden mostrar hostiles entre ellas, ya que dos yeguas tienen siempre el mismo rango.
  • El macho debe luchar por alcanzar una posición priviligiada en la manada: esto le da un carácter mucho más duro y agresivo, lo que implica unas características que deberemos tener en cuenta en su doma:
    • Su manejo para el trabajo es más difícil.
    • Se rebelan con facilidad.
    • No aceptan las injusticias.
  • El semental jefe y la yegua jefa conviven al mismo nivel, sin disputarse ambos rangos.
  • El caballo de rango máximo (líder) puede echar a cualquier otro caballo del sitio en donde estén, sin ningún tipo de razón.
  • El caballo que tiene un rango inferior, no puede pasar por delante de otro con mayor rango. Irá por detrás y lo hará sin quejarse. Esto hace que, en situaciones de peligro, la manada no se disperse; el caballo de rango superior marca la dirección y el resto le siguen.
  • Los potros también seguirán a las madres sin separarse jamás de ellas.
  • El caballo de rango superior puede empujar a otros, lo hace con objeto de que la manada no se separe y además para rechazar a sementales jóvenes que comienzan a imponerse. Esta es la razón por la que el caballo obedece al jinete: ya que al quedar fuera de su espacio visual, para el caballo es como si el jinete fuera el semental que le está empujando.
Esta jerarquía existe en cualquier raza de caballo y es aceptada por todos sus miembros.
  • Su visión: el caballo tiene un campo de visión muy amplio, entre 340º y 360º, con las siguientes características:
    • Dispone de un campo ciego, que le impide ver en línea recta delante suyo, sobre algo   más de un metro.
    • La visión lateral con un sólo ojo no le permite percibir el relieve, por eso   deberemos permitirle girar la cabeza.
    • A pesar de que percibe mal los detalles, es muy sensible al movimiento.
    • Puede ver de noche.
  • Su oído: el sentido del oído en el caballo está muy desarrollado:
    • Puede escuchar sonidos imperceptibles para el hombre.
    • Sus orejas se orientan hacia el lugar en donde se ha producido el ruido.
  • Su olfato: es también un sentido muy desarrollado. Pueden llegar a reconocerse por medio de este sentido, siendo el que utiliza el potro para buscar a su madre.
  • Sus lenguajes: el caballo utiliza diferentes partes de su cuerpo junto con los sonidos para comunicarse, conviene saber qué quiere decirnos con cada uno de estos lenguajes:
  • Orejas: nos muestran el estado de ánimo del animal:
    • Lánguidas y caídas: significa que el caballo no está a gusto o se encuentra enfermo.
    • También es un síntoma de sumisión.
    • Erguidas y en movimiento: estado de vigilancia.
    • Enderezadas y giradas hacia delante: existe algo que le llama la atención.
    • Verticales: significan desconfianza.
    • Una oreja hacia delante y otra hacia detrás: duda (puede no haber comprendido algo de lo que estamos intentando transmitirle durante la doma).
  • Cola: símbolo de energía, sus movimientos también nos informan sobre el estado del caballo:
    • En alto: señal de alegría.
    • Entre las ancas: sugiere desconfianza.
  • Sonidos: a pesar de que el caballo no emite muchos sonidos, deberemos saber qué significa cada uno de ellos:
    • Bufido: cuando el caballo expulsa aire por su nariz, es símbolo de contento.
    • Mugido: indica temor o desconfianza ante algo que no conoce.
    • Gruñido: señal de dolor.
    • Chillido: normalmente es breve y agudo, y suelen ser las hembras quienes lo emitan, para manifestar su mal humor (casi siempre cuando se encuentran delante de otra yegua).
    • Relinchos: existen multitud de ellos, pero los más comunes son producidos por nerviosismo o cuando un caballo es apartado del resto de la manada, para llamar a sus compañeros.

 
Los pasos a seguir para embridar un caballo son los siguientes:
  • Colóquese al lado izquierdo del caballo y posicione las riendas sobre el cuello del mismo, para que no caigan al suelo.
  • Sostenga la brida por la testera y entre las orejas del caballo, ofreciéndole con la   mano izquierda extendida, el bocado en los labios.
  • En caso de que no abra la boca, deberá presionar con el pulgar en las barras de la boca, allí donde debe colocarse el bocado y donde no hay dientes.
  • Eleve la brida e inserte el bocado en la boca, después con sumo cuidad y   agachándole las orejas hacia delante, coloque la testera sobre la nuca.
  • Tense las correas y ate las hebillas.
  • Para saber que está correctamente colocada, deberá comprobar que entre el ahogadero y la cabeza puede poner la mano, mientras que entre la muserola y la mandíbula, puede meter dos dedos. 

     
    Para un correcto ensillado del caballo, siga los siguientes pasos:
    • Coloque el sudadero alto en la cruz y deslícelo hacia atrás para alisar el pelo por debajo.
    • Coja la silla y asegúrese de que los estribos están correctamente colocados.
    • Coloque la cincha a través de la silla y colóquela suavemente sobre el dorso del caballo; para ello deberá sostener el borrén delantero o pesilla con la mano izquierda y el trasero con la derecha.
    • Tire del sudadero desde la perilla para permitir que el aire circule entre éste y el caballo.
    • Vaya hacia el lado derecho y desde allí asegúrese de que no hay dobleces en el sudadero.
    • Sujete la hebilla de la cincha a la derecha.
    • Vuelva al lado izquierdo, tire de la cincha desde debajo del caballo y sujete la hebilla de este lado.





 
Por delante: el caballo no debe adelantar a la persona, en caso de que lo intente le daremos un tirón de la cabezada. Si no reacciona, nos pararemos y pondremos nuestro codo en la nariz. En caso de que eso no funcione, llevaremos al caballo de una cadena de cual tiraremos en caso de desobediencia.Una vez que el caballo ha entendido que esa es su posición, podremos comenzar a realizar otros ejercicios, como enseñarle a parar cada vez que nosotros lo hagamos. Para ello en las primeras ocasiones avisaremos al caballo de nuestra parada a través de un "ho" o bien "Alto", más tarde el caballo deberá parar al apreciar que el jinete lo hace. Esto nos servirá para hacer que el caballo sea más cómodo de llevar pero lo que es más importante: mantiene la atención del animal centrada en el jinete.Después podremos intentar realizar el mismo ejercicio pero al trote. También podremos enseñar al caballo a ir hacia detrás.Guiar al caballo desde detrás: para lo cual precisaremos de una cuerda o rienda de un tamaño tal que nos permita andar junto al posterior del caballo. De esta forma guiaremos al animal como lo haría el semental de la manada: empujándolo. Llevar al caballo de esta forma, tiene una ventaja fundamental: en caso de que el animal perciba algún peligro, instintivamente tratará de correr hacia delante, si nos encontramos allí podrá causarnos algún daño; yendo por detrás evitamos esta situación.
 
Cuanto más inteligente sea un caballo, más despierto será y más ganas tendrá de jugar. Esto nos dice además que se trata de un buen caballo para trabajar y que seguramente aprenderá con facilidad; pero debemos ejercitar su inteligencia jugando con él.
El juego reporta gran cantidad de ventajas, tanto para el domador como para el caballo:
  • Nos permitirá conocer mejor las características de nuestro animal, durante el juego podremos observar movimientos que el caballo no desarrolla durante el trabajo cotidiano.
  • Supone una motivación para el caballo. Eso sí, deberemos dejar bien claro desde el principio qué es un juego y qué es el trabajo (para ello podemos, por ejemplo, dejar al caballo suelto durante el juego y amarrarlo cuando deba trabajar).
  • El desarrollo de actividades de este tipo aumentan la capacidad de atención del animal ya que presta atención de una manera totalmente voluntaria.
  • El juego puede utilizarse además para entrenar la confianza del caballo; para ello colocaremos diferentes elementos que él puede considerar peligrosos (como por ejemplo una pelota), de los que en principio rehuirá pero al poco tiempo podremos ver como se divierte con ellos. La libertad de poder huir ante una situación que le sugiere peligro y volver por su propia iniciativa es la mejor forma para hacerle perder el miedo. A esto se suma además que si durante todas estas situaciones el caballo se ve acompañado de su domador, podrá llegar a perder el miedo ante cualquier situación si nota su presencia.
Tenga en cuenta estas premisas a la hora de jugar con su caballo:
  • Debe ser usted el que lleve la iniciativa en todo momento, ya que de otra forma podríamos vernos en situaciones de peligro.
  • No conviene jugar sin ir protegidos ya que, aunque sea sin intención, el caballo puede causarnos alguna lesión. Deberemos por tanto llevar fusta larga o tralla.
  • Evite que el caballo se levante de manos, puede ser sumamente peligroso. En caso de que lo haga, usted deberá evitar echarse hacia atrás, ya que con ello lo único que conseguirá es que el caballo se de cuenta de que con este movimiento puede conseguir dominarle, con lo que lo podrá utilizar en otro momento.


 
Si hay algo exigible para un domador, es que sea un buen jinete. Esto es algo que no sólo se aprende con la práctica, puesto que un buen jinete además de saber montar, es capaz de adaptar esta monta a cada caballo, puesto que es capaz de percibir el estado del animal.
Básicamente podemos decir que la postura correcta se basa en los siguientes puntos:
  • Mantener el cuerpo recto y erguido; lo que nunca deberá confundirse con tenso o rígido.
  • La cabeza deberá estar alta.
  • Piernas estiradas, largas, poniendo especial cuidado en que se mantengan en constante contacto con el caballo, a poder ser en toda su longitud.
  • Los talones deberán estar más bajos que la punta del pie.
  • Brazos caídos en posición natural, desde los hombros.
  • Codos doblados.
  • Puños cerrados de manera relajada.
Una vez que somos capaces de tomar esta postura, el siguiente paso es el disponer del temperamento para mantener la concentración. Al realizar giros o círculos, el caballo puede desestabilizarnos, algo para lo que debemos estar perfectamente preparados.




 
Si hay algo que resulta imprescindible en el adiestramiento de un caballo, sobre todo cuando éste es joven, es la necesidad de establecer una relación de confianza entre el jinete y el animal. Un trabajo para el que se requieren grandes dosis de paciencia.
Algunos buenos consejos para conseguirlo son:
  • Dejar al caballo libre en una zona cercada. Este lugar deberá tener unas dimensiones   aproximadas de 10 x 6 metros.
  • Entraremos en él junto al animal.
  • Le hablaremos con voz tranquilizadora, relajada pero segura; en tono bajo.
  • No nos acercaremos a él, sino que esperaremos a que sea el caballo quien se nos   aproxime. Una vez que lo haga le daremos libertad, dejando que nos estudie con   calma, que nos huela, que nos analice... Cuando ya haya tomado algo más de   confianza será cuando nosotros procederemos a comenzar a acariciarle, siempre de forma pausada; sin hacer ningún movimiento brusco, que podría asustarle.
  • Una buena idea es darle golosinas o azúcar, con el fin de hacerle ver que somos sus   amigos.
Con estos pasos, de forma calmada, conseguiremos ganarnos su confianza; pero eso sí no deberemos tener prisa en ningún momento, puesto que eso podría echar por tierra el trabajo andado.
Debemos tener en cuenta que si el caballo confía en nosotros nos será mucho más fácil limpiarlo, colocarle el equipo.... 
Recordemos que un caballo, sobre todo si es joven, nunca debe ser obligado a hacer algo, sino convencido para hacerlo.



 
Desde que el hombre ha intentado domar a los caballos, se ha valido de diferentes ayudas para hacerse entender por estos animales.
A lo largo de todo este tiempo estas ayudas se han utilizado de manera similar por la gran mayoría de los domadores, resultando en todos los casos de enorme utilidad.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el caballo no tiene por qué entender con perfecta claridad el significado de estas ayudas, por lo que es tarea del domador ir enseñándoselas para que responda a ellas. Este es el principal motivo por el que resulta tan importante que cada vez que las utilicemos lo hagamos de manera clara, realizando movimientos tales que resulten de muy fácil asimilación para el caballo y repetición para el jinete: tenga en cuenta que cuanto más fácil sea su aplicación, más sencilla será su comprensión.
En este proceso de aprendizaje no debemos de olvidarnos de la necesidad de premiar el trabajo bien hecho para que éste sea correctamente asimilado.
Y por supuesto resulta imprescindible tener en cuenta que cada caballo es un individuo único, por lo que cada uno responderá de manera diferente ante la misma ayuda.
Sin lugar a dudas uno de los principales medios que tiene el jinete para dar estas ayudas, es a través de sus piernas
Mientras permanece sentado, el jinete deberá mantener sus piernas quietas, en constante contacto con el cuerpo del caballo a lo largo de una superficie lo más larga posible. En esta postura podemos aumentar o disminuir la presión ejercida sobre los costados, transmitiendo al caballo la orden de dirigirse hacia delante, hacia atrás, a un lado... A continuación le explicamos cómo hacerlo:
  • Pierna activa: para crear un movimiento hacia delante, las dos piernas del jinete deberán ejercer una acción de toques firmes sobre los costados del caballo, a la altura de la cincha.
    Tenga en cuenta que aumentando la presión producirá más energía, lo que puede traducirse en un incremento de la velocidad.
    Si una pierna se encuentra retrasada detrás de la cincha y se usa de modo activo, su efecto será el de conducir los posteriores del caballo en la dirección opuesta, alejándose de la pierna aplicada.
  • Pierna pasiva: se utiliza para reforzar la pierna activa, especialmente a través de las espinas y sobre el círculo. Si el caballo tiene tendencia a retorcerse en estas situaciones, se le puede dar soporte con una pierna interior muy firme, que a la vez puede activarle hacia delante.
    Además puede ayudarle en la dirección y como refuerzo, aplicando la pierna exterior por detrás de la cincha de un modo pasivo, para evitar que los posteriores se salgan hacia fuera.


 
El sistema de premios y castigos es el más comúnmente utilizado, no sólo para el adiestramiento de caballos, sino también para el de otros muchos animales. Se basa en asociar a determinados comportamientos unas sensaciones agradables y a otros sensaciones desagradables, que a la larga motivarán al animal a hacer o a dejar de hacer unas y otras.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que un caballo puede aceptar un castigo si entiende su por qué; pero nunca lo aceptará sin que se le de una "explicación" (relacionarlo con un comportamiento indebido) y puede llegar a rebelarse.Además, para que un caballo relacione una acción como correcta o inadecuada el premio o el castigo deberán dársele de forma inmediata.
  • Premios:
    • Golosinas: que no deberán ser dadas al caballo sin ton ni son, ya que acabaría por ser un vicio. Debemos reservarlas únicamente para agradecer una buena conducta y ofrecerlas sólo de forma esporádica.
    • Descansos: son el premio óptimo después de haber realizado un ejercicio que haya resultado duro o peligroso para el caballo.
    • Ofrecer seguridad y tranquilidad: para ello debemos mostrarnos firmes pero tranquilos, un domador que grita o que hace movimientos bruscos puede hacer desconfiar al caballo. De ahí a importancia de que utilicemos una voz tranquilizadora, teniendo en cuenta que este animal es enormemente sensible al ruido.
    • Imitación de comportamientos equinos: realizar movimientos que desarrollan estos animales cuando están en manada puede resultar enormemente gratificante para el caballo. Algunos de éstos son:
      • Pasar un brazo por encima del cuello: ya que imitamos el comportamiento de la yegua cuando protege a su cría y ofrecemos así una importante sensación de seguridad.
      • Rascar detrás de la oreja: imitamos los cuidados mútuos que se ofrecen los caballos.
      • Echar la respiración sobre el cuello o los ollares: otro cuidado mútuo entre estos animales.
      • Rascar.
    • Acariciar puntos sensibles: cada caballo posee unos puntos especiales en los que le gusta ser acariciado, deberemos buscarlos para utilizarlos como premio.
  • Castigos:
    • Gritos o voz fuerte: no debemos abusar de ellos ya que podríamos acostumbrar al caballo, de forma que sólo obedecerá ante ellos.
    • Lenguaje corporal: ponerse erguido, hacer gestos con los brazos.
    • Tirón sobre la nariz: debe ser breve pero firme.
    • Toques con la fusta o tralla: estos elementos deben utilizarse como ayuda, no para castigar al caballo ya que si les coge miedo huirá de ellas y no podrán utilizarse para dirigirlo. Para castigar con ellos daremos únicamente un toque breve y firme, pero nunca una paliza.
    • Imitar castigos que realizan los propios caballos:
      • Simular una coz, con un puntapié.
      • Imitar un mordisco, con un golpe con el codo.
Por último conviene que tenga en cuenta que no se puede domar a un caballo si no se hace de forma autoritaria, ya que está dentro de su naturaleza. Un castigo dado a tiempo evitará que pierda el control sobre el caballo; pero nunca este castigo deberá ser fuerte o causar daño al animal. Debemos evitar los castigos de carácter emocional cada castigo deberá ser diferente, ya que de otra forma el caballo lo esperará y podrá reaccionar antes de darnos tiempo de hacerlo efectivo.

 
 
En ocasiones deseamos tomar una determinada dirección, que nuestro caballo rehuye por percibir un peligro. El animal se pone en alerta y su instinto le dice que trate de huir. Podemos apreciarlo, fijándonos en sus movimientos: en una situación así el caballo tenderá a levantar la cabeza y el cuello, ya que con ello amplía su espacio visual y descarga los anteriores para poder realizar un giro rápido.
Si apreciamos que esto ocurre, deberemos actuar de la siguiente forma:
  • Dejaremos que el caballo gire la cabeza y el cuello, tratando de que entonces centre su atención en el domador.
  • Le dejaremos siempre la posibilidad de elección y una salida fácil: el caballo no puede verse "encerrado" ya que su sensación de peligro puede aumentarse. Eso sí, trataremos de que esa salida sea guiada.
  • No aprisionar al caballo con nuestro propio cuerpo, ya que puede entender que el lugar en el que nos encontramos es su única vía de salida. La distancia más adecuada está en torno a los dos metros, desde donde el caballo no se sentirá amenazado.
  • Trataremos de que el animal se deje llevar por la confianza que ha depositado en nosotros, para dejarse llevar por el camino que le habíamos marcado (de ahí la importancia de que la doma sea firme y no demasiado blanda, lo cual no implica de ninguna manera que se utilice la fuerza contra el caballo).
Para evitar que nuestro caballo tenga constantemente esa sensación de peligro, convieneacostumbrarlo a diferentes ruidos. Para ello le aconsejamos que utilice un método clásico que consiste en llenar una bolsa con diferentes elementos que hagan ruido, al moverla cerca del caballo, notaremos como se pone nervioso y en alerta: deberemos enseñarle la bolsa y poco a poco tratar de pocarle con ella; de esta forma entenderá que no es peligrosa y se acostumbrará al ruido.

 

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